PABLO ISIDORO

Son of a painter mother and a writer father, he remembers from an early age visits to artists' studios, museums, and galleries... where he begins to develop a special way of observing art. For over five years, he attends the workshop of the Valencian painter José Vento, national painting prize winner in 1967 and co-founder of the Hondo Group, along with Juan Genovés, in the 1950s. He attends drawing classes at the Círculo de Bellas Artes as well as the engraving workshop of Dimitri Papagueorguiu. He further expands his education by attending workshops with masters such as José Hernández, Luis Gordillo, and Juan Genovés. He completes his studies at the Faculty of Fine Arts in Madrid. His insatiable interest in masters of painting and classical architecture, as well as in different painting techniques, leads Pablo to travel the world before settling in Florence. The artist begins to develop, inevitably, highly personal works with a strong social and cultural component. Materials become the main axis of his work, which is composed almost spontaneously, constructing scenes in three dimensions where sculpture, architecture, and painting find a common language.

Hijo de madre pintora y padre escritor, recuerda desde temprana edad las visitas a los estudios de artistas, museos y galerías… donde empieza a desarrollar una manera especial de observar el arte. Durante más de cinco años, asiste al taller del pintor valenciano José Vento, premio nacional de pintura 1967 y cofundador del Grupo Hondo, junto a Juan Genovés, en la década de 1950. Asiste a las clases de dibujo del Círculo de Bellas Artes así como al taller de grabado de Dimitri Papagueorguiu. Amplía su formación asistiendo a talleres con los maestros José Hernández, Luis Gordillo y Juan Genovés. Termina sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Madrid. Su insaciable interés por los maestros de la pintura y la arquitectura clásica, así como por las diferentes técnicas pictóricas, llevan a Pablo a viajar por el mundo hasta asentarse en Florencia. El artista comienza a desarrollar, de manera inevitable, obras muy personales con un componente social y cultural muy marcado. Los materiales se convierten en eje principal de su trabajo, que se va componiendo de manera casi espontánea, construyendo escenas en tres dimensiones donde la escultura, la arquitectura y la pintura encuentran un lenguaje común. >